Cannúa: el hotel que cambió el turismo por una experiencia de armonía con la tierra

En Marinilla, Antioquia, donde el verde de las montañas parece extenderse hasta perderse en la neblina, nació hace una década un proyecto que desafía la forma tradicional de entender el turismo. Se llama Cannúa, y más que un hotel, ese emprendimiento es una experiencia de vida basada en la permacultura, una filosofía que busca producir sin destruir, descansar sin desconectarse del planeta.

Las cabañas están ubicadas entre las montañas de Marinilla. Hotel Cannúa

“La idea es llevar el turismo de naturaleza a otro nivel” 

Santiago Giraldo, gerente de Cannúa

Su cofundador y actual gerente, Santiago Giraldo, recuerda los primeros años con la serenidad de quien sabe que sembrar —en sentido literal y simbólico— siempre requiere paciencia. 

“Empezamos en 2015 con una idea sencilla: ofrecer comodidad, buen  descanso y un restaurante de lujo”. 

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Un hotel sin carne roja, pero lleno de PANCs

En el restaurante de Cannúa no se sirve carne de res ni de cerdo. La decisión, que podría parecer arriesgada en un país de asados y bandejas paisas, tiene una razón ambiental poderosa: la producción de carne roja es una de las principales fuentes de gases de efecto invernadero y deforestación en el planeta. 

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En su lugar, los comensales encuentran un menú cuidadosamente diseñado con pescado, pollo, cordero y una amplia oferta de vegetales y PANCs (Plantas Alimenticias No Convencionales), una tendencia que está ganando espacio en la gastronomía sostenible mundial.
"Queremos que la gente venga a probar cosas distintas, a redescubrir los sabores del territorio", explica Giraldo.

Los visitantes pueden disfrutar de un plato acompañado de flores silvestres o hierbas locales, todo elaborado con productos cultivados en el mismo terreno o adquiridos a productores campesinos cercanos.

El hotel fue construido de tal manera que no se afectara el medio ambiente de la zona. Hotel Cannúa

Del turismo local a los viajeros del mundo

En 2023, la mayoría de los huéspedes de Cannúa eran colombianos, personas atraídas por el concepto de “descanso consciente”. Pero hoy, el panorama ha cambiado: la mayoría de sus visitantes son extranjeros que llegan atraídos por el auge del ecoturismo y el creciente interés en experiencias auténticas y sostenibles.

“Nos visitan europeos, norteamericanos, australianos... todos buscando lo mismo: un lugar donde el lujo no está en el mármol ni en el wifi, sino en el silencio, en la comida fresca, en la conversación tranquila con la gente del campo”, dice Santiago.

Los visitantes pueden disfrutar de la exuberante naturaleza que los rodea. Hotel Cannúa

Una apuesta por el futuro

Cannúa no es solo un hotel, es un pequeño laboratorio de cómo podría verse el turismo del futuro. Su arquitectura se mimetiza con el paisaje,  cada detalle fue pensado para reducir el impacto ambiental y enseñar a los visitantes que otra forma de viajar —y de vivir— es posible.

Al caer la tarde, cuando el sol se esconde detrás de los cerros y los grillos comienzan su concierto, los huéspedes se reúnen alrededor del fogón comunitario. Allí, entre risas y relatos, se entiende el verdadero propósito de este lugar: recordar que el descanso más profundo ocurre cuando el ser humano se reconcilia con la naturaleza.

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El hotel boutique Cannúa, ubicado en las montañas del oriente antioqueño a hora y media de Medellín, ha sido galardonado con dos Llaves Michelin por la prestigiosa Guía Michelin, convirtiéndose en uno de los dos únicos hoteles en Colombia reconocidos con esta distinción internacional, que se otorga por primera vez en el país. 

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“Cannúa no es solo un destino, es una manera de pensar, aquí no venimos a consumir la tierra, sino a aprender de ella”, concluyó Santiago con una sonrisa,  la misma con la que recibe a los visitantes en el hotel.