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Seis claves para mejorar sus relaciones interpersonales y cuidar su salud emocional


Las relaciones saludables son esenciales para el bienestar mental y físico. Según Psychology Today, las habilidades interpersonales, que permiten interactuar eficazmente, intercambiar información y resolver conflictos, son fundamentales para una vida plena. Además, mantener conexiones sociales enriquecedoras mantiene el cerebro activo y protege nuestras capacidades cognitivas.
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El desarrollo personal no ocurre en aislamiento: nuestro crecimiento como seres humanos está profundamente ligado a nuestras conexiones sociales. De acuerdo con la teoría sociocultural de Lev Vygotsky, el aprendizaje y el desarrollo cognitivo se dan gracias a la interacción con otras personas: familiares, pares, mentores, quienes facilitan la expansión de nuestras capacidades más allá de lo que podríamos alcanzar solos. Este concepto se complementa con el modelo de autoexpansión (self-expansion) formulado por Arthur y Elaine Aron, que plantea que las relaciones cercanas nos permiten ampliar nuestro sentido del yo al incorporar ideas, habilidades y experiencias de los demás como propias.
Además, desde la neurociencia, se ha comprobado que la conexión social activa circuitos cerebrales fundamentales: incrementa la neuroplasticidad, refuerza la reserva cognitiva y mejora la flexibilidad mental, beneficios que nos protegen del deterioro cognitivo en la vejez. Incluso en actividades cotidianas, compartir momentos simples, como leer o comer juntos, incrementa significativamente el bienestar emocional, según un estudio con más de 40.000 participantes en Estados Unidos.
La cooperación construye confianza. Freepick
La interacción social también actúa como un amortiguador biológico frente al estrés: según la teoría de la línea base social (social baseline theory), la presencia de otros disminuye la respuesta fisiológica al estrés y reduce el gasto energético que demanda enfrentar adversidades solo. En paralelo, especialistas como la doctora Kathryn Smerling destacan que mantener relaciones positivas mejora la salud mental, aumenta la autoestima y prolonga la esperanza de vida gracias a la liberación de neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina.
Aunque la capacidad de relacionarnos está profundamente ligada a nuestra biología y desarrollo, fortalecerla requiere intención y práctica. Existen estrategias concretas para nutrir vínculos más sanos y profundos:
1. Escucha activa: más que solo oír
Ser un buen oyente no es solo respaldar, sino comprender con intención. La escucha activa, acompañada de atención plena, lenguaje corporal atento y respuestas reflexivas, fortalece la confianza y fomenta vínculos emocionales profundos. Estudios muestran que esta práctica promueve la intimidad emocional, mejora la resolución de conflictos y facilita la empatía.
Construir relaciones de amistad aumenta la longevidad. Freepick
2. Compartir y establecer límites claros
Las relaciones interpersonales florecen cuando existe un equilibrio entre apertura y protección personal. Según Verywell Mind, la auto-revelación, es decir, compartir experiencias, pensamientos y emociones propias, fortalece la confianza y fomenta la intimidad en los vínculos. Sin embargo, esta apertura debe ir acompañada de la capacidad de establecer límites saludables para que ambas partes se sientan respetadas y valoradas.
Los límites incluyen desde lo más básico, como el espacio personal y la necesidad de tiempo a solas, hasta aspectos más complejos como la gestión de la disponibilidad emocional, el respeto por la privacidad y la claridad en los acuerdos. Estos marcos no son barreras rígidas, sino pactos implícitos o explícitos que permiten sostener la relación sin que una de las partes sienta invasión, dependencia excesiva o desgaste.
De acuerdo con la American Psychological Association (APA), quienes establecen límites adecuados logran mayor autonomía emocional y experimentan menos síntomas de ansiedad y agotamiento, al mismo tiempo que promueven relaciones más estables y equilibradas. Aprender a decir “no” sin culpa, comunicar las propias necesidades de manera directa y reconocer los límites del otro son prácticas que refuerzan la calidad del vínculo.
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4. Empatía: el puente emocional
La empatía va más allá de comprender intelectualmente lo que la otra persona atraviesa: implica sintonizar con su experiencia emocional. Este proceso, descrito por Daniel Goleman en su teoría de la inteligencia emocional, es uno de los pilares que permiten crear vínculos profundos y significativos.
Cuando se practica la empatía, no solo se valida al otro, sino que también se refuerza el sentimiento de pertenencia. Diversos estudios en psicología social demuestran que la empatía estimula la cooperación, la solidaridad y las conductas altruistas, elementos que fortalecen tanto las relaciones individuales como el tejido social.
Existen diferentes niveles de empatía:
Cognitiva, que consiste en comprender racionalmente lo que otro piensa o siente.
Emocional, que se manifiesta al resonar con la emoción del otro.
Compasiva, que motiva a ofrecer ayuda o acompañamiento.
Integrar estas formas en nuestras interacciones favorece la conexión personal y el desarrollo de habilidades relacionales como la comunicación asertiva y la resolución de conflictos.
Una conversación emocional podría tener mucho poder. Freepick
5. Conversaciones de calidad, no cantidad
De acuerdo con la APA, la calidad de las conversaciones tiene un impacto más profundo que la frecuencia. No se trata de hablar mucho, sino de compartir diálogos auténticos, incluso cuando resulten incómodos. Estas interacciones fomentan confianza, intimidad y comprensión mutua. Una conversación honesta puede ser más transformadora que decenas de intercambios triviales.
6. Evita relaciones tóxicas: protege tu bienestar
Más que “personas malas”, hablamos de patrones de conducta tóxicos que drenan tu energía y vulneran tus límites. Suelen manifestarse como crítica constante, manipulación, drama permanente, vampirismo emocional o envidia activa. Las señales de alerta incluyen falta de empatía, tácticas de control y esfuerzos por aislarte de tu red de apoyo.
Cuidar las relaciones interpersonales es también cuidar de nosotros mismos. Las investigaciones coinciden en que el bienestar emocional, la resiliencia y hasta la longevidad se ven fortalecidos cuando cultivamos vínculos sanos, empáticos y equilibrados. Mejorar nuestras habilidades sociales no es un lujo, sino una inversión diaria que impacta nuestra salud mental, nuestro crecimiento personal y la forma en que habitamos el mundo. Al final, cada conversación, cada gesto de empatía y cada límite bien puesto construyen el tejido invisible que sostiene nuestra vida.
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