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30 de octubre de 2025 - 7:50 a. m.
Actualizado - 30 de octubre de 2025 - 9:15 a. m.

De un sueño ciudadano a una marca cultural; así creció la Feria del Libro de Cali

FIL Cali 2025 conmemora diez años de crecimiento con Colombia como país homenajeado y una apuesta firme por la cultura y la lectura.
Gustavo Márquez Hernández
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La primera edición de la FIL Cali se hizo en 2015. - Crédito: Instagram - fil_cali

Hace diez años, en el corazón del Bulevar del Río, un grupo de libreros y gestores culturales se reunía con una idea tan sencilla como poderosa: acercar los libros a la gente. Nació así la Feria Internacional del Libro de Cali (FIL Cali), un proyecto que en 2025 celebra su décima edición y se ratifica como una de las plataformas literarias más importantes de Colombia.

Lo que comenzó como una serie de carpas improvisadas con apenas un centenar de eventos y decenas de expositores, hoy es un encuentro multitudinario que reúne a miles de personas, centenares de actividades y una programación cultural que ocupa buena parte del centro de Cali.

La feria no es de los que venden libros, es de todos los que queremos una sociedad más cultivada”, dice Paola Guevara, directora de la FIL Cali, quien ha sido testigo de esa transformación. La frase resume el espíritu de una feria que, más que un evento comercial, se ha convertido en un espacio de encuentro ciudadano.

En su edición de 2025, la feria, que se realiza del 24 de octubre al 3 de noviembre, tiene a Colombia como país homenajeado, un gesto que busca resaltar la producción editorial y literaria nacional. Pero más allá de la programación, lo que destaca es la historia detrás de este crecimiento: una década de trabajo constante, alianzas institucionales y una apuesta firme por la cultura pública.

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¿Cómo ha crecido la FIL Cali y qué hitos marcaron su evolución?

Cuando la feria nació, apenas ocupaba una franja del Bulevar del Río. Hoy, su extensión supera los 5.000 metros cuadrados y reúne a más de 140 expositores, frente a los 66 que tuvo en sus primeras ediciones. Las cifras también muestran el salto cualitativo: pasó de 119 actividades a más de 570, y de unos pocos miles de visitantes a cientos de miles de asistentes.

El crecimiento no ha sido casual. La feria consolidó un modelo al aire libre y gratuito, en una ciudad que pocas veces había tenido un evento cultural de esa magnitud. Queríamos que la literatura se viviera en la calle, en el mismo espacio donde la ciudad respira y conversa”, explican desde la organización.

Otro de los grandes hitos fue la creación de FIL Cali Región, una estrategia para llevar la programación a municipios del Valle del Cauca y del Cauca. Lecturas, talleres, presentaciones y encuentros con autores han recorrido poblaciones como Palmira, Buga, Tuluá o Santander de Quilichao. La idea es descentralizar la cultura y llevar los libros a los lugares donde casi nunca llegan.

Esa mirada territorial le ha permitido a la FIL Cali tejer una red de aliados que incluye a la Fundación Spiwak, la Universidad del Valle, la Secretaría de Cultura y las bibliotecas públicas del departamento. Cada edición es, en palabras de sus organizadores, “una gran movilización ciudadana alrededor del libro”.

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¿Por qué la FIL Cali es hoy un referente nacional?

La respuesta puede encontrarse en tres palabras: democracia cultural activa. La feria logró consolidarse como un evento inclusivo, gratuito y diverso. No hay boletería, y cada visitante puede asistir libremente a charlas, firmas de libros, presentaciones artísticas o actividades para niños.

La franja infantil es, de hecho, uno de los sellos de identidad del evento. En ella se desarrollan lecturas en voz alta, talleres de origami y cómic, y encuentros con autores de literatura infantil. “Queremos que los niños vean el libro no como una obligación, sino como una aventura”, aseguró Guevara en una reciente entrevista.

El impacto de la FIL Cali también se mide por su capacidad de fortalecer la industria editorial local. Librerías, editoriales independientes y autores emergentes encuentran en la feria un espacio vital para visibilizar sus proyectos y conectarse con lectores de toda la región.

Además, su carácter al aire libre le otorga un sello distintivo frente a otras ferias del país. No se trata de un evento encerrado en pabellones o recintos feriales, sino de un festival urbano que transforma la ciudad en un gran escenario literario.

Con el paso de los años, la FIL Cali se consolidó como una marca cultural de la ciudad. Su historia demuestra que un proyecto nacido desde lo local puede alcanzar relevancia nacional si se sostiene en la colaboración, la constancia y la convicción de que la lectura es un derecho.

En su décimo aniversario, la Feria Internacional del Libro de Cali celebra algo más que una cifra: celebra una transformación cultural, la de una ciudad que decidió abrirse al diálogo a través de los libros, la de miles de lectores que descubrieron su primera historia frente al río, y la de un sueño colectivo que demuestra que la cultura puede y debe ser parte esencial de la vida cotidiana.

Porque, como repite su directora, “una sociedad más cultivada comienza con una feria de puertas abiertas”.

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