Actualizado 22 de agosto de 2025 - 3:15 p. m.
Los atentados del 21 de agosto: ecos del pasado violento de Colombia
Los atentados del 21 de agosto en Antioquia y Cali reviven los recuerdos de la violencia que ha marcado a Colombia durante décadas.
Periodista Digital
Ataques que reabren las heridas de la violencia en ColombiaCrédito: Colprensa
Los atentados ocurridos el 21 de agosto —el derribo de un helicóptero de la Policía en Amalfi, Antioquia, y el ataque con explosivos a una base militar en Cali— reavivan dolorosos recuerdos de la historia reciente de Colombia y de la violencia que ha marcado al país durante décadas.
La violencia armada ha dejado cicatrices profundas y difíciles de borrar. Lo sucedido en las últimas horas remite inevitablemente a episodios que estremecieron al país, entre ellos:
El derribo del avión de Avianca (1989): un atentado del narcotráfico dejó más de 100 muertos. Inicialmente se pensó que había sido un accidente, pero luego se confirmó que se trató de una bomba que buscaba asesinar al entonces candidato presidencial César Gaviria, quien no abordó el vuelo tras recibir amenazas.
La masacre de Bojayá (2002): un cilindro bomba lanzado por las FARC cayó sobre una iglesia en medio de enfrentamientos, causando la muerte de más de 100 personas, en su mayoría mujeres y niños, y dejando 53 heridos.
El atentado al Club El Nogal (2003): el 7 de febrero, las FARC detonaron un carro bomba con más de 200 kilos de explosivos en Bogotá, causando 36 muertos y más de 200 heridos.
El atentado a la Escuela de Cadetes General Santander (2019): un carro bomba atribuido al ELN dejó 23 jóvenes cadetes muertos en Bogotá, considerado el ataque terrorista más grave en la capital en los últimos años.
Estos sucesos muestran que, pese a los esfuerzos de paz, los grupos armados ilegales mantienen la capacidad de perpetrar actos terroristas contra el Estado y la población civil, evocando las épocas más oscuras del conflicto armado.
En diálogo con Minuto60, Enrique Serrano, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, aseguró que lo ocurrido significa un retroceso:
“Podríamos decir que el país retrocedió 30 años. Este tipo de cosas nunca han desaparecido de la vida colombiana. En los últimos años ha habido avances en la búsqueda de la paz, pero el gobierno actual no responde con contundencia. En el pasado, la reacción de las Fuerzas Armadas era inmediata y la sociedad se movilizaba contra los actores de este tipo de atentados”.
El procurador general, Gregorio Eljach, también se pronunció rechazando los hechos que dejaron 19 muertos en Amalfi y Cali:
“La búsqueda de la paz es loable, pero no puede ser a expensas de la seguridad de los colombianos. No podemos permitir, bajo ninguna circunstancia, que vuelvan las épocas oscuras en las que el accionar criminal pretendía obstruir la buena marcha de la sociedad”.
El Procurador General, Gregorio Eljach, rechazó los atentados ocurridos en Antioquia y Valle del Cauca y afirmó: "es imperativo someter al narcoterrorismo a la ley, de forma implacable. La ley debe ser dura porque es la ley, el arma más eficaz para proteger la democracia". pic.twitter.com/bV2wcPTtcf
— Procuraduría General de la Nación (@PGN_COL) August 22, 2025
Eljach instó al presidente Gustavo Petro a examinar la expansión de los grupos criminales y llamó al Gobierno y a todas las instituciones del Estado a garantizar la supremacía plena de las instituciones sobre los ilegales.
Los atentados dejan un saldo doloroso: 7 muertos y más de 70 heridos en Cali, y 13 fallecidos en el ataque al helicóptero en Antioquia, además de un profundo sentimiento de impotencia en la sociedad colombiana.