El 31 de enero de 1906, el océano Pacífico frente a las costas de Ecuador y Colombia fue el epicentro de una de las peores tragedias naturales en la historia de América del Sur. Un devastador terremoto de magnitud 9.0 provocó un tsunami de grandes proporciones que arrasó con poblaciones costeras, dejando miles de muertos y una región sumida en el caos.Municipios del departamento de Nariño fueron los más afectados. Servicio Geológico Colombiano Aunque ha pasado más de un siglo desde aquel fatídico día, la magnitud de esta catástrofe todavía impresiona a geólogos e historiadores. El evento de 1906 no sólo transformó el paisaje físico del litoral pacífico, sino que también marcó un antes y un después en la memoria de los pueblos afectados.El terremoto: una sacudida que se sintió en dos paísesEl sismo ocurrió alrededor de las 10:36 de la mañana (hora local), y tuvo su epicentro en el mar, frente a las costas de la actual provincia de Esmeraldas en Ecuador, cerca del límite con Colombia. Fue un terremoto causado por el desplazamiento de la placa tectónica de Nazca bajo la placa Sudamericana, un tipo de evento que libera enormes cantidades de energía.Los efectos del temblor se sintieron con fuerza en las provincias ecuatorianas de Esmeraldas, Manabí y Guayas, así como en los departamentos colombianos de Nariño, Cauca y Valle del Cauca. Varias ciudades costeras fueron destruidas parcial o totalmente, entre ellas Tumaco, Esmeraldas y Bahía de Caráquez.El tsunami: una ola de muerte y destrucciónLo más devastador fue lo que vino después. Apenas minutos después del sismo, una serie de olas gigantes, de hasta 5 metros de altura, impactaron contra la costa. El tsunami arrasó viviendas, embarcaciones, iglesias y escuelas, arrastrando consigo la vida de miles de personas.Según estimaciones históricas y registros de la época, más de 1.500 personas murieron solo en la costa ecuatoriana, mientras que en Colombia se reportaron varios cientos de víctimas fatales, aunque el número exacto es incierto debido a la falta de registros oficiales. Otras fuentes estiman que la cifra total de fallecidos podría haber superado los 3.000, convirtiéndose en uno de los tsunamis más mortíferos del Pacífico Sur.Las consecuencias: destrucción y olvidoLas poblaciones afectadas quedaron en ruinas. En Esmeraldas, más del 80% de las viviendas fueron destruidas. La reconstrucción fue lenta, y muchas comunidades tardaron años en recuperarse. La falta de un sistema de alerta de tsunamis o una adecuada infraestructura dejó a la población completamente vulnerable.Curiosamente, a pesar de su magnitud y letalidad, el terremoto y tsunami de 1906 no figuran con la prominencia que merecen en la historia oficial de ambos países. La tragedia fue registrada en algunos informes científicos y crónicas periodísticas de la época, pero ha sido ampliamente olvidada en la memoria colectiva.