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30 de octubre de 2025 - 11:55 a. m.
Actualizado - 30 de octubre de 2025 - 12:19 p. m.

Cuando el deporte fue sinónimo de progreso: la Colombia que se modernizó desde la cancha

El deporte fue un proyecto político y urbano que redefinió a Colombia durante el siglo XX: construyó estadios y vías, y cambió mentes y cuerpos.
Gustavo Márquez Hernández
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Imagen principal
Estadio El Campín. - Crédito: Colprensa

Cuando hablamos de deporte en Colombia, lo primero que se nos viene a la mente son prácticas que, aunque tienen su toque competitivo, están ligadas, en la vida normal de las personas, a la recreación. Sin embargo, el deporte ha permeado todos los aspectos de la sociedad y ha funcionado como una excusa para modernizar, para que Colombia sea lo que es.

Detrás de cada estadio, pista o coliseo construido en el siglo XX, se esconde una historia sobre cómo el país quiso verse a sí mismo: moderno, civilizado y capaz de competir con el resto del mundo.

Así lo explica el historiador Ricardo Arias, autor del libro Colombia en la cancha: historia del deporte en la primera mitad del siglo XX, quien habló con Minuto60 sobre cómo el deporte fue una herramienta política, cultural y simbólica para transformar al país.

El deporte está relacionado con el ideal del progreso, la civilización y la modernidad. Cada vez que se realizaban los Juegos Olímpicos Nacionales, las ciudades se transformaban para mejor. El estadio, las vías, el alumbrado…

Ricardo Arias

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Deporte y ciudad: cuando los estadios cambiaron el paisaje urbano

Durante las primeras décadas del siglo XX, Colombia vivió un proceso de transformación urbana sin precedentes. Las élites políticas y empresariales encontraron en el deporte una forma de mostrar al país como una nación civilizada y progresista. La construcción de estadios, gimnasios y parques se convirtió en una prioridad para los gobiernos locales.

Arias lo resume así: “Construir un estadio era también construir una nueva idea de ciudad. El Campín no solo fue un escenario deportivo, fue una señal de que Bogotá crecía”. En ciudades como Manizales, Cali o Barranquilla, los Juegos Nacionales impulsaron proyectos de infraestructura que cambiarían el rostro urbano.

Manizales refundó su ciudad a través del deporte. El deporte embellecía al ciudadano en términos morales y a las ciudades en términos materiales.

Ricardo Arias

El fenómeno no se limitó a la arquitectura. Con los nuevos espacios deportivos llegaron también las avenidas, los sistemas de alumbrado y la pavimentación de calles. Las competencias se convirtieron en espectáculos públicos que congregaban a distintos sectores sociales, transformando el espacio urbano y también las relaciones sociales.

A mediados del siglo XX, Bogotá, Medellín y Cali ya contaban con escenarios que no solo albergaban partidos, sino desfiles, festivales y eventos políticos. El estadio se volvió el templo de la modernidad, el lugar donde la nación se mostraba ante sí misma como una comunidad organizada, vigorosa y civilizada.

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Cuerpos modernos, ciudadanos nuevos

El deporte también jugó un papel fundamental en la construcción de una nueva moral pública. En una época en la que la medicina, la educación y la religión coincidían en la necesidad de “formar cuerpos sanos”, la práctica deportiva se convirtió en una herramienta de disciplina social.

El deporte disciplinó el cuerpo y alejó a la gente de hábitos inmorales. Era una herramienta para fortalecer la raza y moralizar al ciudadano. El cuerpo moderno era el reflejo del país civilizado que se quería construir.

Ricardo Arias

Con el tiempo, el deporte también abrió puertas para quienes tradicionalmente habían sido marginados. “El deporte fue un trampolín social para quienes antes estaban excluidos”, señala Arias. Las mujeres encontraron en el deporte una forma de liberación y reconocimiento público. El deporte permitió que los sectores populares y afrodescendientes fueran visibles y admirados”.

Así, entre canchas y uniformes, surgió una nueva noción de ciudadanía: la del colombiano moderno, disciplinado, trabajador y orgulloso de su cuerpo.

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El legado de la modernización: un espejo del país

Hoy, más de cien años después, el vínculo entre deporte y modernidad sigue presente. Las grandes obras de infraestructura deportiva, como los estadios para los Juegos Nacionales o la Copa América, mantienen viva esa idea de que el desarrollo se puede medir en canchas.

El deporte sigue siendo un espejo de la sociedad colombiana. Ya no se habla de mejorar la raza, sino de mejorar la salud y la convivencia. En la ciclovía, el rico y el pobre practican deporte juntos: esa es la verdadera modernidad.

Ricardo Arias

Esa transformación simbólica explica por qué cada ciclo deportivo en Colombia está acompañado de un impulso por mostrar al país como más justo, más equitativo y más moderno. Desde los ciclistas que conquistaron Europa en los años ochenta hasta los programas de deporte comunitario en los barrios, el espíritu modernizador del deporte permanece.

Hoy, cuando se construye un estadio o se inaugura un parque deportivo, el país repite, aunque con otros discursos, la misma aspiración que tuvo hace un siglo: ser moderno a través del movimiento. Porque, como concluye Arias, “el deporte no solo nos enseñó a competir, sino a imaginar un país mejor”.

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