40 años de Armero: los 40 datos que aún duelen en Colombia

El 13 de noviembre de 1985, a las 9:09 de la noche, el Nevado del Ruiz rompió su largo silencio. Minutos después, una mezcla de lodo, roca y fuego bajó por las laderas a más de 60 kilómetros por hora. Era el lahares, el río de muerte que alcanzaría Armero poco antes de la medianoche. En menos de dos horas, una ciudad de 29.000 habitantes quedó sepultada bajo seis metros de fango caliente.

Durante meses, el volcán había avisado. Desde septiembre, los campesinos de Murillo y Villahermosa veían el cielo teñirse de rojo y sentían temblores leves. El geólogo Gonzalo Duque-Escobar, entonces investigador en Manizales, reportó que el magma estaba inestable y que una erupción podía fundir los glaciares del Ruiz. Los técnicos del Servicio Geológico también alertaron sobre un riesgo inminente, pero las advertencias no fueron atendidas con urgencia.

En octubre, el Observatorio Vulcanológico de Manizales envió mapas de riesgo al Comité de Emergencias. Armero aparecía pintado de rojo. Sin embargo, las autoridades locales insistieron en que era alarmismo. Se organizaron misas para calmar el miedo y el alcalde pidió “mantener la calma”.

Durante meses, el volcán había avisado, fue una tragedia anunciada. Crédito: Colprensa

La noche que el volcán habló

En la noche, una lluvia de ceniza cubría Armero. A las 11:35, las luces del pueblo se apagaron. Doce minutos más tarde, el primer torrente de lodo alcanzó el caserío de Chinchiná y arrasó con 1.800 vidas. Luego siguió su camino hacia el valle del Lagunilla.

El ruido era ensordecedor. Testigos dicen que “sonaba como mil trenes bajando al mismo tiempo”. La avalancha alcanzó los 100 kilómetros por hora en su descenso final. En 15 minutos, Armero desapareció. Solo quedaron techos flotando, postes torcidos y gritos que se confundían con el vapor.

Esa noche, más de 23.000 personas murieron, 3.000 resultaron heridas y cerca de 20.000 cuerpos nunca fueron encontrados. Fueron identificadas menos de 1.000 víctimas.

40 años después de Armero: el dolor sigue vivo. Crédito: Colprensa

La niña que conmovió al mundo

Entre los sobrevivientes atrapados estaba Omayra Sánchez, de 13 años. Su rostro, inmortalizado por el fotógrafo Frank Fournier, se convirtió en símbolo de la tragedia. Durante 60 horas, periodistas y socorristas la acompañaron mientras el lodo le inmovilizaba las piernas. Su muerte, transmitida por televisión, despertó indignación global y preguntas dolorosas sobre la capacidad de respuesta del Estado.

Omayra Sánchez, de 13 años, resistió 60 horas atrapada en el lodo. Crédito: Colprensa

El silencio del amanecer

Cuando el sol salió el 14 de noviembre, no había ciudad. Helicópteros del Ejército sobrevolaban un desierto gris. Desde el aire, los pilotos no encontraban calles ni casas. Solo manchas de escombros y cuerpos. Los sobrevivientes se refugiaron en Guayabal, Ibagué y Lérida. Muchos fueron trasladados sin registros. Las familias se desintegraron.

El país entero quedó paralizado. El entonces presidente Belisario Betancur llegó al sitio horas después y declaró luto nacional. En medio del caos, los rescatistas improvisaban morgues y hospitales de campaña. El olor del azufre y los cuerpos flotando se volvió parte del paisaje durante semanas.

El entonces presidente Belisario Betancur llegó al sitio de la tragedia. Crédito: Colprensa

Armero: las heridas que no sanan

Los informes posteriores revelaron que el desastre era previsible. En 1984, un año antes de la erupción, un estudio italiano había advertido que un flujo de lodo podría arrasar Armero en caso de erupción. El documento, entregado al Gobierno, nunca fue traducido ni difundido.

El volcán Nevado del Ruiz, de 5.321 metros, había tenido 11 erupciones históricas antes de 1985. La del 13 de noviembre fue moderada en energía, pero devastadora por el derretimiento de 10% de su casquete glaciar. Se liberaron más de 35 millones de toneladas de lodo y roca, con una temperatura cercana a los 200 grados Celsius.

A partir de ese día, Colombia entendió, a un costo terrible, la importancia de la gestión del riesgo. Nació el Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres (hoy UNGRD), y en Manizales se consolidó el Observatorio Vulcanológico, el primero de América Latina.

Se cumplen 40 años de la tragedia de Armero: las heridas que no sanan. Crédito: Colprensa

Han pasado cuatro décadas desde la noche del 13 de noviembre de 1985, cuando la avalancha del Nevado del Ruiz borró del mapa al próspero municipio de Armero y cambió para siempre la historia del país. En memoria de las más de 29.000 víctimas, Minuto60 recopiló 40 datos esenciales que permiten entender la magnitud del desastre y sus heridas aún abiertas.

Esta selección se basa en la entrevista exclusiva con el periodista Mario Villalobos Osorio, autor del libro conmemorativo “Armero: 40 años, 40 historias”, editado por Pengüin para el sello Aguilar, así como en investigaciones y registros históricos sobre la tragedia que marcó a Colombia para siempre.

Los 40 datos que narran la tragedia

1.     La tragedia ocurrió el 13 de noviembre de 1985, a las 9:29 p.m., cuando el cráter Arenas del Nevado del Ruiz hizo erupción. El deshielo del 2% de su casquete glaciar generó una avalancha que sepultó a Armero y afectó a los ríos Lagunilla, Gualí, Chinchiná y Azufral.

2.     La avalancha arrasó 350 millones de metros cúbicos de material, equivalente al contenido de unas 140.000 piscinas olímpicas, con olas de hasta 7 metros que viajaban a unos 55 km/h.

3.     El hospital San Lorenzo de Armero, de tres pisos, quedó sepultado casi por completo. Solo sobresalía el tercer piso; los dos primeros quedaron 25 metros bajo tierra.

4.     Murieron cerca de 23.000 personas en Armero y 2.000 en Chinchiná, aunque hubo una población flotante que hace que el número real sea aún mayor. Fue una de las mayores tragedias naturales de América Latina.

5.     Armero era símbolo de prosperidad. Tenía 29.000 habitantes, cinco bancos, 300 hectáreas de algodón y 37.000 cabezas de ganado. Era conocido como “el municipio de las tres A”: arroz, ajonjolí y algodón. No había pobreza: “si alguien era pobre, era por vago”.

6.     La ONU había advertido la tragedia meses antes. En marzo de 1985, expertos internacionales alertaron que el volcán estaba activo y ofrecieron ayuda técnica para monitorear y evacuar. Colombia tardó 79 días en responder y rechazó la ayuda porque debía asumir los costos.

7.     El mapa de riesgo del volcán se presentó apenas el 7 de octubre de 1985, un mes antes de la tragedia, y no fue difundido adecuadamente por la Gobernación del Tolima.

8.     Don Omar Mejía, “el ángel de la guarda de Chinchiná”, salvó miles de vidas al alertar casa por casa sobre el riesgo del volcán. Su labor evitó una tragedia aún mayor en esa ciudad.

9.     La corrupción fue tan devastadora como la avalancha. Se calcula que entre 400 y 500 millones de dólares de ayuda nacional e internacional fueron desviados o desaparecieron en manos de funcionarios y políticos.

10. El escándalo de la Cruz Roja Colombiana. Un expediente judicial de 1.122 páginas revela que se canjeó una tonelada de ropa donada por 800 huevos que nunca llegaron a los damnificados. Además, se descubrieron alimentos vencidos, medicamentos ocultos y una compra irregular de bodegas con sobrecostos.

11. La entidad “Resurgir”, creada para reconstruir Armero, fue un fracaso. Debía atender a los sobrevivientes y reconstruir la ciudad, pero fue liquidada un año después. “Carnetizó” a 37.000 personas, cuando el pueblo tenía 33.000 habitantes, demostrando un fraude masivo.

12. Los sobrevivientes recibieron ropa inservible y ayuda inadecuada. Ropa vieja, zapatos del mismo pie, abrigos para clima frío en zona caliente y alimentos que nunca llegaron a los necesitados.

13. Decenas de niños desaparecieron tras el desastre. Algunos fueron vistos vivos en televisión o en hospitales y nunca regresaron. Hay casos documentados de adopciones irregulares y venta de menores al extranjero.

14. El caso de Omaira Medina, “la otra Omaira”. Sobrevivió tres días bajo el barro, embarazada, perdió las piernas, salvó a su bebé y hoy vive en pobreza. Nunca recibió la atención que merecía, pese a los millones destinados a los sobrevivientes.

15. La memoria de Armero sigue abandonada. A pesar de leyes y recursos destinados para honrar a las víctimas, el antiguo pueblo, hoy Camposanto, es un “muladar”. El libro denuncia que las promesas estatales de reparación avanzan apenas en el papel.

16. La avalancha tardó apenas 48 minutos en llegar a Armero desde que el volcán hizo erupción. Muchos habitantes estaban dormidos y no tuvieron tiempo de reaccionar, pese a que la alarma se dio con minutos de anticipación.

17. El gobierno de Belisario Betancur fue duramente criticado por la falta de coordinación y respuesta inmediata. Las órdenes de evacuación nunca se ejecutaron plenamente, aunque se tenían reportes de actividad volcánica constante.

18. El sacerdote de Armero, el padre Pedro María Ramírez Ramos, asesinado durante el Bogotazo, fue beatificado años después y su figura volvió a cobrar relevancia en los testimonios de fe y resistencia del pueblo antes de la tragedia.

19. En la zona de Armero aún emergen objetos, estructuras y restos humanos cada vez que llueve intensamente. Los lugareños dicen que “el pueblo se sigue moviendo bajo la tierra”.

20. El documental “Armero: la historia que no se contó”, producido décadas después, reveló grabaciones inéditas, negligencias oficiales y testimonios de sobrevivientes que no habían sido escuchados por ninguna autoridad.

21. Armero fue fundada en 1895 y tenía 29.000 habitantes en 1985. Era conocida como “La Ciudad Blanca” por sus cultivos de algodón. El Nevado del Ruiz tiene 5.321 metros de altura y sigue activo. En el siglo XX ya había registrado 11 erupciones previas. La de 1985 fue una erupción de baja magnitud (VEI 3), pero letal por el derretimiento glaciar.

22. Omayra Sánchez, de 13 años, resistió 60 horas atrapada en el lodo. Su imagen, tomada por Frank Fournier, ganó el World Press Photo 1986.

23. En 2023, el Gobierno declaró el lugar Sitio de Memoria Nacional. Sobre los restos se erigió el Parque de la Esperanza. Cada 13 de noviembre, se encienden 23.000 velas en honor a las víctimas.

24. La temperatura del flujo superó los 200 °C. El volumen del lahar se calculó en 100 millones de metros cúbicos de material. El flujo cubrió 37 kilómetros cuadrados y cambió el cauce del río Lagunilla.

25. La energía liberada fue similar a dos veces la de la bomba de Hiroshima. Más de 8.000 viviendas quedaron destruidas. El hospital, tres colegios y la catedral fueron sepultados por completo.

26. En Chinchiná, el primer flujo mató a 1.800 personas antes de llegar a Armero. Solo 4.000 cuerpos pudieron ser sepultados formalmente. Los demás quedaron atrapados bajo el lodo, que aún cubre casas intactas.

27. El Archivo General de la Nación conserva más de 80.000 fotografías del evento.

28. El olor del azufre y la descomposición persistió por semanas. En las primeras 48 horas del desastre, los socorristas no contaban con maquinaria pesada.

29. En 1986 se adoptó el primer Plan Nacional de Contingencia ante Erupciones Volcánicas.

30. El Observatorio Vulcanológico de Manizales, fundado ese año, cumple 40 años en 2025.

31. En 1986, el papa Juan Pablo II visitó la zona y oró sobre las ruinas.

32. El Instituto Geográfico Agustín Codazzi conserva los mapas originales de riesgo. 23.080 muertes fueron registradas oficialmente. 5.000 personas permanecen desaparecidas.

33. El desastre impulsó la creación del Sistema Nacional de Prevención y Atención de Desastres.

34. El volcán continúa bajo vigilancia permanente del Servicio Geológico Colombiano. En 2015 se registraron más de 7.000 microsismos en el Ruiz.

35. El 90% de los cuerpos nunca se recuperaron. Armero quedó sepultado bajo más de 8 metros de lodo y escombros; solo una mínima parte de las víctimas pudo ser identificada y enterrada dignamente.

36. La tragedia dejó más de 5.000 heridos y cerca de 8.000 huérfanos, muchos de los cuales nunca fueron registrados oficialmente ni recibieron acompañamiento psicológico o social del Estado, muchas de sus familias aún siguen buscándolos.

37. Los estudios muestran temperaturas subterráneas aún anómalas. El cráter Arenas emite gases con altas concentraciones de dióxido de azufre.

38. El Instituto Geográfico Agustín Codazzi conserva los mapas originales de riesgo.

39. Los bomberos de Armero fueron declarados héroes nacionales. 350 sobrevivientes viven hoy cerca de las ruinas.

40. El archivo de radio conserva 12 grabaciones originales de los reportes de esa noche. Armero sigue vivo en la memoria de un país que aprendió demasiado tarde.

🕯️Tras 40 años de la tragedia de Armero y Chinchiná, el periodista Mario Villalobos Osorio reconstruye las historias detrás del desastre que marcó a Colombia.

En entrevista con Minuto60, habla sobre su libro “Armero 40 años, 40 historias”, el papel de la Cruz Roja y los relatos… pic.twitter.com/NfHNIylo3q

— Minuto60 (@minuto60com) November 10, 2025

Las lecciones que Colombia no debe olvidar

Cuatro décadas después, el eco de aquella noche sigue retumbando. Armero no fue solo una tragedia natural; fue también un fracaso de comunicación, de prevención y de empatía. Los científicos hablaron, la tierra habló, pero el país no escuchó.

Hoy, cada vez que el Nevado del Ruiz tiembla, la historia se revive. Los nuevos sistemas de alerta temprana son fruto de ese dolor. Pero la memoria no puede quedar en los informes técnicos ni en los aniversarios.

Recordar Armero es mirar de frente lo que fuimos y lo que aún debemos cambiar. Es reconocer que bajo ese suelo de ceniza hay miles de nombres, de voces, de familias que aún esperan verdad.

A 40 años, Colombia vuelve la vista hacia ese valle cubierto de cruces y flores blancas. Porque solo un país que recuerda puede evitar repetir su tragedia.

Armero: el desastre y las heridas que Colombia aún no cierra. Collage fotos Colprensa

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