En medio de los cambios sociales y emocionales que atraviesa la forma en la que las personas se vinculan, ha comenzado a tomar fuerza un modelo de relación conocido como TIL por sus siglas en inglés “Together, but living apart” (Juntos, pero viviendo separados).Esta forma más moderna de entender las relaciones se aleja de los modelos tradicionales de pareja que sostiene que para mantener viva la “llama del amor” es imprescindible convivir bajo el mismo techo.Este modelo ha empezado a resonar sobre todo entre quienes sienten que el compromiso no debe ser sinónimo de control o sacrificio, sino una elección cotidiana que se construye con respeto, libertad y empatía. No se trata de evitar el amor profundo, sino de vivirlo sin perderse a uno mismo en el intento.Claro, no todo es tan simple. Amar así requiere valentía, madurez emocional y muchas conversaciones honestas. No todos están listos o cómodos con este tipo de relación. Hay quienes pueden verlo como una forma de evitar el compromiso, o sentir que falta estructura. Pero quienes lo han vivido, aseguran que puede ser profundamente liberador.El modelo TIL no busca imponerse ni decir que esta es “la única forma correcta” de estar en pareja. Al contrario, abre la puerta para que cada relación encuentre su propio camino, con acuerdos claros y una visión compartida de lo que se quiere construir.Las parejas TIL en cifrasDe acuerdo con el portal El Español, en países como España, las formas de relacionarse también están cambiando. Hoy en día hay más personas solteras que en pareja: más de 14 millones frente a 11,3 millones. Aunque muchas personas siguen optando por la vida en pareja, los datos revelan nuevas dinámicas. Por ejemplo, cerca del 74% de quienes tienen entre 35 y 64 años viven en pareja, pero no todas esas relaciones siguen el modelo tradicional: el 57% convive con hijos, el 16% lo hace sin hijos, y un 8% mantiene una relación sin compartir la misma vivienda.Estos números reflejan una realidad cada vez más común: no todas las parejas quieren, necesitan o pueden vivir bajo el mismo techo. Para muchas, la cercanía emocional no depende de la convivencia, y la autonomía individual es un valor clave dentro de la relación.