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5 de octubre de 2025 - 3:00 p. m.
Actualizado - 5 de octubre de 2025 - 3:16 p. m.

Benedetti lanza advertencia: Petro podría llevar la reforma a la salud a las urnas

El ministro del Interior confirma que la propuesta está “sobre la mesa” y que incluso sectores antes opositores ahora la consideran viable.
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Consulta popular en camino: el plan de Petro. - Crédito: Colprensa

En la Casa de Nariño el ambiente huele a ultimátum. La paciencia del Gobierno con el Congreso se agota, y el mensaje desde el alto poder empieza a sonar más como una advertencia que como un deseo. “El Congreso ha mamado mucho gallo”, sentenció sin rodeos el ministro del Interior, Armando Benedetti, al revelar lo que hasta hace pocos días era solo un murmullo en los pasillos del Palacio Presidencial: el presidente Gustavo Petro estaría considerando llevar su emblemática reforma a la salud a una consulta popular.

La idea, que irrumpió en el tablero político en cuestión de horas, es tan polémica como contundente: si el Congreso sigue bloqueando el proyecto, será el pueblo el que tenga la última palabra. En una democracia como la colombiana, esta carta no es menor. Implica movilizar al país, abrir las urnas y trasladar el debate más espinoso del gobierno Petro directamente a las manos de los ciudadanos.

El presidente Petro está considerando poner la Reforma a la Salud a Consulta Popular. El Congreso ha mamado mucho gallo”, insistió Benedetti en entrevista con El Colombiano, confirmando que la posibilidad “está sobre la mesa desde hace pocas horas”, aunque el Ejecutivo también sopesa una segunda jugada a largo plazo: convocar a una Asamblea Constituyente para reconfigurar de raíz el sistema político.

 

La reforma que no despega

No es un secreto que la reforma a la salud es la joya de la corona del proyecto político de Petro. Desde el primer día en el poder la defendió con fervor, presentándola como una transformación estructural que pondría fin al modelo de aseguramiento de las EPS, muchas hoy intervenidas por crisis financieras, para convertirlas en “gestoras de salud y vida”. Estas nuevas entidades serían responsables de tareas administrativas como asignar citas, entregar medicamentos y garantizar la calidad del servicio.

Además, la Adres asumiría los pagos directos a hospitales, clínicas y proveedores, eliminando intermediarios que, según el Gobierno, han drenado recursos durante décadas. “Hay que quitarles que las EPS sean aseguradoras y que la plata vaya a los hospitales. Eso es lo primordial y lo que necesita verdaderamente el sistema de salud”, enfatizó Benedetti.

Pero en el Capitolio, el proyecto avanza a paso de tortuga. La iniciativa se encuentra en su tercer debate en la Comisión Séptima del Senado, donde el 30 de septiembre arrancó la discusión con la presentación de una ponencia negativa por parte de senadores del Centro Democrático y conservadores, decididos a frenar el cambio. Incluso, figuras que en el pasado respaldaron al Gobierno han cambiado su voto, aumentando el desconcierto en la Casa de Nariño.

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Benedetti asegura que Petro podría llevar la reforma a la salud a las urnas. Crédito: Ministerio del Interior

Consulta popular: una jugada de alto voltaje

Ante ese panorama, la consulta popular aparece como un arma constitucional de presión política. Ya antes, el Gobierno había amenazado con usarla para impulsar la reforma laboral, y aunque aquella vez el Congreso terminó aprobándola, el fantasma del referendo sirvió como palanca para destrabar las negociaciones.

Ahora, esa estrategia regresa con más fuerza. El mensaje de Benedetti suena casi como una advertencia a los congresistas: o aprueban la reforma, o se arriesgan a que la ciudadanía la imponga directamente.

La apuesta, sin embargo, no está exenta de riesgos. Realizar una consulta de este calibre en temporada electoral podría costar cerca de 750.000 millones de pesos, una cifra que desataría una tormenta política. Y no solo por el presupuesto: también por el debate institucional que generaría sobre la separación de poderes.

Esta vez, incluso partidos que antes se opusieron a la consulta están sugiriendo esa vía para sacar el proyecto adelante”, afirmó el ministro, sugiriendo que el clima político ha cambiado. En otras palabras, si el Congreso no quiere legislar, quizá prefiera que el pueblo lo haga.

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El ultimátum del Gobierno por la reforma a la salud. Crédito - X: @petrogustavo

El plan B: Constituyente y reconfiguración del poder

La idea de una Asamblea Constituyente tampoco es nueva. Petro la ha mencionado varias veces como mecanismo para transformar áreas estructurales como la justicia, la salud y la representación política. En un discurso reciente en Ibagué fue explícito: “Hay que ponerse en modo constituyente... que en cada municipio empiecen los recolectores de firmas y se presente el proyecto de ley para reglamentar la asamblea”.

Benedetti precisó que esa opción se contempla para el próximo gobierno, impulsada “por iniciativa popular” y sin relación alguna con una eventual reelección. El objetivo, aseguró, sería romper el cerco del Congreso, al que acusa de bloquear reformas por intereses clientelistas: “Solo hacen bloqueos, dicen que si no se les dan prebendas no hay forma de llegar a acuerdos y la clase dirigente es la que manda sobre el Congreso”.

 

Tensiones políticas y líneas rojas

Mientras tanto, el debate sigue atrapado en un equilibrio precario: apoyos y rechazos se reparten casi en partes iguales dentro de la Comisión Séptima. El Ejecutivo mantiene sus “líneas rojas”, negándose a aceptar reformas que mantengan intacto el poder de las EPS o frenen el giro directo de recursos a los hospitales.

Benedetti también negó fracturas internas en el Gobierno, defendiendo su estilo directo y afirmando que la tarea ahora es “recomponer la confianza” con los partidos aliados. Lo que está en juego es mucho más que un proyecto: es el legado político de Petro, el eje de su programa de cambio social.

 

Un pulso que definirá el rumbo del país

La consulta popular, por ahora, sigue en la mesa, latente, como un as bajo la manga que puede redefinir la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Si se concreta, Colombia entrará en un terreno inexplorado: será la ciudadanía, y no el Congreso, quien decida el futuro de uno de los pilares del Estado social.

El mensaje del Gobierno Nacional es claro y demoledor: si el Congreso “sigue mamando gallo”, el pueblo será convocado a las urnas para decidir el rumbo de la salud. Y si la política tradicional no permite el cambio desde adentro, Petro parece dispuesto a buscarlo desde afuera, directamente en las calles, en las firmas… o en una nueva constituyente.

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