Periodista Digital
¿Podrá Trump usar la lucha antidrogas para justificar una ofensiva terrestre en Colombia y Venezuela?


El anuncio reciente de Lindsey Graham marca un giro estratégico: Washington deja de mirar a Colombia como aliado y la ubica como zona de operaciones militares en la nueva “guerra antidrogas” impulsada por Trump.
El senador republicano encendió las alarmas en América Latina al revelar que el presidente Donald Trump planea informar al Congreso sobre futuras operaciones militares terrestres contra el narcotráfico en Venezuela y Colombia.
Hasta ahora, Washington solo había confirmado operaciones marítimas en el Caribe y el Pacífico, que dejan un registro de más de 10 embarcaciones atacadas y al menos 43 muertos desde septiembre, dentro de una campaña militar bautizada por la Casa Blanca como una “acción de defensa nacional frente a los narcoterroristas latinoamericanos”. Pero el nuevo anuncio cambia el tablero.
Según Graham, uno de los aliados más cercanos de Trump en el Senado, el mandatario “planea expandir los ataques del mar a la tierra” y “ya comunicó su intención de informar al Congreso” tras su regreso de Asia. “Tiene toda la autoridad del mundo. Esto no es asesinato; esto es proteger a Estados Unidos del envenenamiento por narcoterroristas de Venezuela y Colombia”, declaró en Face The Nation (CBS).

Graham confirma que Trump evalúa operaciones terrestres en Colombia y Venezuela. Crédito - X: @LindseyGrahamSC
Colombia: de aliado estratégico a terreno de operaciones
La novedad no está en Venezuela, blanco habitual de la política exterior trumpista, sino en que Colombia aparece por primera vez como parte directa de las operaciones militares en tierra.
Desde la firma del Plan Colombia en el año 2000, el país ha sido el principal socio militar de Estados Unidos en la región, receptor de más de 12.000 millones de dólares en asistencia militar y antinarcóticos. Sin embargo, nunca había sido mencionada como posible escenario de acción directa de tropas estadounidenses.

Trump amplía su ofensiva: Colombia entra en el plan de ataques terrestres. Crédito: Colprensa
El anuncio, aunque en fase preliminar, implica un cambio profundo en la lógica de cooperación: Colombia pasa de ser “socio operativo” a “zona de objetivo militar” en la narrativa de seguridad de Estados Unidos.
Fuentes del Pentágono citadas por medios estadounidenses confirmaron que el portaaviones Gerald R. Ford y su flota de apoyo ya se encuentran desplegados en el Caribe, cerca de las costas venezolanas, como parte de una estrategia de “presión combinada” para interceptar cargamentos ilícitos y “neutralizar redes criminales con presencia binacional”.
De la guerra al narcotráfico a la geopolítica del control
La ofensiva, presentada por la Casa Blanca como una “guerra contra los narcoterroristas”, se inscribe en un contexto geopolítico más amplio:
Washington busca reactivar su influencia militar en América Latina, en un momento en que China y Rusia fortalecen su presencia económica y diplomática.
Venezuela sigue bajo sanciones y vigilancia estadounidense, y Rusia mantiene personal militar y acuerdos tecnológicos con Caracas.
En Colombia, el gobierno de Gustavo Petro ha insistido en la necesidad de cambiar el enfoque de la lucha antidrogas hacia una política de sustitución y regulación, lo que ha generado tensiones con el gobierno estadounidense.
El anuncio de Graham, por tanto, no sólo amplía el conflicto, sino que desafía directamente el discurso del Gobierno colombiano. “Es un mensaje claro, dicen analistas en Washington: Estados Unidos está dispuesto a actuar unilateralmente, incluso dentro del territorio de sus aliados, si considera que su seguridad está en juego.”

Operaciones terrestres contra el narcotráfico en América Latina. Crédito: Colprensa y captura de pantalla
Una ofensiva que ya deja muertos y controversia
Desde septiembre, Estados Unidos ha reportado el ataque de al menos diez embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, algunas identificadas con estructuras criminales como el Tren de Aragua y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Los ataques, realizados con drones y helicópteros, han causado la muerte de 43 personas, según cifras confirmadas por el Pentágono.
Sin embargo, el Gobierno de Colombia denunció que una de las embarcaciones atacadas transportaba ciudadanos colombianos, sin evidencia de que estuvieran vinculados al narcotráfico. “No hay pruebas de que fueran narcoterroristas”, dijo el presidente Gustavo Petro, al advertir que las acciones militares estadounidenses “violan principios básicos del derecho internacional”.
Que vayan seis personas en una lancha rápida no lleva a una sospecha por narcotráfico, dado que las lanchas con narcóticos necesitan el menor peso humano posible para aumentar carga y aumentar velocidad.
Han sido asesinadas seis personas del Caribe y su nacionalidad de…
El senador demócrata Rubén Gallego calificó los ataques como “asesinatos autorizados”, señalando que no se ha demostrado la existencia de cargamentos ilícitos en las embarcaciones destruidas. Graham, en cambio, defendió los operativos: “Nuestros hombres y mujeres uniformados no asesinan a nadie. Están cumpliendo órdenes legales y protegiendo vidas estadounidenses.”
A Democrat Senator said today that the men and women in uniform protecting us from narco-terrorists are committing murder.
That couldn’t be further from the truth. Our military is doing exactly what they should: Following lawful orders to protect Americans from narco-terrorists… pic.twitter.com/OGsd4YZU9l
De Panamá a Caracas: ecos de una doctrina revivida
Para justificar los posibles ataques terrestres, Graham evocó el precedente de la invasión a Panamá en 1989, cuando George H. W. Bush ordenó la captura de Manuel Noriega, argumentando vínculos con el narcotráfico.
“El presidente Bush actuó entonces para proteger a Estados Unidos. Trump tiene la misma autoridad moral y legal hoy”, declaró el senador por Carolina del Sur.
‼️Atención al video‼️Lo que dice el senador republicano Lindsey Graham no es para tomarlo a la ligera.
En el programa Face the Nation afirmó que a su regreso de Asia @POTUS informará al congreso sobre la posible expansión del mar a tierra de sus operaciones antinarcóticos en… pic.twitter.com/H1tVTdbzVq
El tono actual se revive con aquella época: una retórica que mezcla lucha antidrogas con política de cambio de régimen, especialmente en el caso de Venezuela, donde Graham aseguró que “es hora de que Maduro se vaya”.
Sin embargo, el giro que incluye a Colombia complica el escenario diplomático, pues un operativo terrestre, incluso limitado en territorio colombiano sin autorización formal sería considerado una violación de soberanía.
Our men and women in uniform are carrying out lawful orders to protect Americans from narcoterrorists who’ve taken too many lives through cocaine and fentanyl poisoning.
For anyone, especially a United States Senator, to call that “murder” is one of the most offensive and… pic.twitter.com/Q88rjj1BHQ
Reacciones y tensiones diplomáticas
En Caracas, el régimen de Nicolás Maduro calificó las declaraciones de Graham como “una amenaza directa de invasión” y pidió al Consejo de Seguridad de la ONU “actuar ante la militarización del Caribe”.

Maduro calificó las declaraciones de Graham como “una amenaza directa de invasión”. Foto: Redes sociales
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Por su parte, el canciller venezolano Yván Gil acusó a Estados Unidos de “crear una excusa armada” para encubrir sus fracasos internos en el combate al consumo de drogas.
El canciller de Venezuela, Yván Gil, denunció que EE.UU estaría preparando una operación de falsa bandera para responsabilizar a 🇻🇪 de un supuesto ataque contra un buque militar 🇺🇸 estacionado en Trinidad y Tobago, con el objetivo de justificar una acción militar contra el país pic.twitter.com/RpAozS6Ce5
En Colombia, la Cancillería aún no ha emitido un pronunciamiento formal sobre la inclusión del país en los planes militares de EE.UU., aunque fuentes del Ministerio de Defensa confirmaron que no existe autorización alguna para operaciones terrestres extranjeras en territorio nacional.
Mientras tanto, el portaaviones Gerald R. Ford permanece en zona de operaciones, y las Fuerzas de EE.UU. en el Comando Sur mantienen “alerta de despliegue rápido” en caso de nuevas órdenes ejecutivas.
El contexto es claro: Trump ya notificó al Congreso que Estados Unidos se encuentra en un “conflicto armado” contra los carteles de la droga, una declaración que amplía la base legal para ataques en el exterior.
Esto significa que Washington podría considerar a los grupos criminales extranjeros como enemigos militares, abriendo la puerta a operaciones letales sin declaración formal de guerra.
Si el Congreso aprueba el nuevo marco operativo, América Latina podría entrar en una fase inédita: la militarización directa de la lucha antidrogas, ofensiva terrestre con Colombia y Venezuela como escenarios principales.
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