“Fue una acción premeditada del Estado para tapar la verdad”: René Guarín

René Guarín, quien actualmente trabaja para el gobierno del presidente Gustavo Petro, habló con Minuto60 y recordó lo ocurrido el 6 y 7 de noviembre de 1985, durante el holocausto del Palacio de Justicia, los antecedentes que llevaron al M19 a realizar la toma y la lucha incansable que ha sobrellevado para que se conozca la verdad después de 40 años.

Guarín, quien se ha convertido en protagonista de lo que fue el trágico hecho, no solo por la búsqueda de su hermana Cristina del Pilar, recordó lo que estaba haciendo esos días, su vínculo con el entonces grupo guerrillero y la impunidad reinante que ha habido en materia de justicia.

Durante su charla, le dijo a Minuto60 que un militar en retiro le reconoció que hubo detenciones arbitrarias, torturas, homicidios y desapariciones, pero que lo hizo en un escenario donde la justicia no tenía competencia y que por décadas han surgido muchos interrogantes que no han sido resueltos a las víctimas y familiares del histórico hecho.

6 y 7 de noviembre de 1985

René Guarín, hoy con 62 años, recordó que por esa época se encontraba adelantando estudios de ingeniería de sistemas en la Universidad Nacional y que se enteró de la toma del Palacio de Justicia, en pleno centro de Bogotá, por parte de un comando de la guerrilla del M19, a través de medios de comunicación radiales que reportaron la noticia.

“Cuando ocurre la toma, inicialmente yo salgo de la Universidad, yo estudiaba en la facultad de ingeniería, y empieza a escucharse en los radios, ‘parece que un movimiento guerrillero se tomó el Palacio de Justicia’ y yo dije: mierda ahí trabaja mi hermana hace cinco semanas como cajera temporal de la cafetería”, señaló Guarín.

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Sostuvo que su hermana Cristina del Pilar había conseguido el trabajo porque su familia tenía un vínculo de amistad con el administrador de la cafetería desde 1957 y que allí estaría solo por unos días, porque sus planes eran los de estudiar un posgrado en España.

“Yo que voy a ir a manejar una caja, -había dicho su hermana semanas atrás-, yo soy licenciada de Ciencias Sociales, yo me voy para España a estudiar un posgrado, y mi mamá le dice vaya, gánese unos pesos mientras esté ahí y prepara su viaje a España, ese es el contexto”, recordó René.

Señaló que horas más tarde se acercó al Palacio de Justicia, por la carrera octava, y empezó a averiguar por su hermana, mientras los disparos iban y venían de un lado a otro en el interior de la sede de la rama judicial colombiana, en medio de la confusión y la zozobra de quienes estaban en el centro de Bogotá.

La imagen de Cristina del Pilar Guarín saliendo con vida del Palacio de Justicia en noviembre de 1985. Colprensa.

Con el paso de los días se conocieron imágenes de video y fotografías de quienes salieron con vida. Una de las sobrevivientes fue Cristina del Pilar, quien era llevada en los hombros de un militar y la esperanza de reencontrarla se hizo más fuerte; sin embargo, la búsqueda se prologó a lo largo de los años y solo 31 años después en medio de una ceremonia, en la Plaza de Bolívar, le fueron entregados a René unos restos óseos.

Hablo con un testigo que me cuenta y me dice: yo participé en las torturas, yo participé en las capturas de Palacio, yo torturé la gente. Nosotros los matamos, los disolvimos entre ácido y cal.

René Guarín

“Cristina aparece en el 2016, es decir hace 9 años, a los 31 años me entregaron más o menos 16 huesos, calcinados la mayoría, pedacitos de huesos y unas vértebras dorsales. La tercera vértebra dorsal denota, por el análisis técnico del doctor Jorge Carlos Zuluaga de Medicina Legal, que Cristina, primero, es asesinada y después es dejada para que aparezca como muerta en el incendio, porque la vértebra dorsal se quema toda por fuera, pero no se quema por dentro y tiene en el orificio un tiro”, dijo Guarín.

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Un militar le reconoció su responsabilidad

Las imágenes de Cristina del Pilar saliendo con vida eran un indicio de que algo irregular había ocurrido, sumado esto a las versiones de torturas de quienes fueron llevados a la Casa del Florero, justo al lado del Palacio de Justicia, y posteriormente al Cantón Norte, guarnición militar que ha sido objeto de investigaciones en los últimos 40 años.

Esa fue una acción premeditada del Estado para tapar la verdad de lo que ocurrió allí.

Rene Guarín

René Guarín dijo que dichas versiones fueron corroboradas en el 2005 cuando un militar en retiro le aseguró que algunas de las personas que lograron salir con vida durante la toma y retoma del Palacio fueron torturadas y desaparecidas.

“20 años después yo voy a Bélgica, a Bruselas, al Parlamento Europeo y hablo con un testigo que me cuenta y me dice: yo participé en las torturas, yo participé en las capturas de Palacio, yo torturé la gente. Nosotros los matamos, los disolvimos entre ácido y cal. Perdón señor Guarín (…) yo hablo desde el Parlamento Europeo porque es un sitio neutral, si voy a la Embajada lo que debe proceder es que la fiscal me debe capturar, porque yo estoy inmerso en los delitos de homicidio”, manifestó René recordando lo que le confesó el militar en retiro.

El Estado y la justicia

René Guarín lleva 40 años buscando respuesta de lo que pasó con su hermana Cristina del Pilar, y sobre lo ocurrido dijo que se debe pensar en “el antes, el durante y el después”, al considerar que en esos escenarios fue la primera alteración de la verdad que ha existido sobre los hechos todos estos años.

“Esa fue una acción premeditada del Estado para tapar la verdad de lo que ocurrió allí y eso lo dijo la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el 2014 cuando profirió la sentencia condenatoria”, señaló Guarín.

Indicó que en el escenario del antes hay un proceso de paz fallido entre el Estado y el M19, el cual se fue deteriorando tras la toma del Palacio de Justicia. Aseguró que dicho proceso y las negociaciones no se lograron, entre otras razones, por una serie de acciones que fueron aumentando la desconfianza, donde los entonces miembros del M19 empezaron a ser atacados y hostigados.

“Fallido porque comenzó en el año 1984 con los acuerdos de Corinto y el Hobo. Carlos Pizarro recibe un tiro en un brazo, y es emblemática esa foto de él llegando a Yumbo, Valle, con un tiro que le hacen en el trayecto para llegar allí. Digamos que eso ocurre a finales del 84, luego ocurre una serie de hechos que rodean la fallida paz”, indicó Guarín.

Sostuvo que, a partir del 20 de julio de 1985, después del atentado contra Antonio Navarro, ocurrido en mayo de ese mismo año, quedó rota la tregua entre el Gobierno y el M19 y que a partir de allí empeoró la situación con la muerte de 14 estudiantes de la Universidad Nacional y la muerte de Iván Marino Ospina, cofundador del movimiento guerrillero.

De otra parte, aseguró a este medio que él no hacía parte de las filas del grupo insurgente el 6 y 7 de noviembre de 1985, durante la toma y retoma del Palacio de Justicia, pero reconoció que sí se vinculó a sus filas tiempo después.

“Esa versión es falsa y se lo digo yo, porque en ese momento no pertenecía al M19, yo me vinculo tres meses después de los hechos del Palacio y yo termino conviviendo y operando con las seis personas que estuvieron por entrar a la toma y que no ingresaron, ellos eran los del asalto a la puerta principal con las bombas racimo”, dijo Guarín.

Indicó que una de estas personas, de nombre Lázaro, le dijo que si hubieran puesto esas bombas racimo los tanques habrían salido volando por la Plaza de Bolívar y añadió que la toma se hizo “con las uñas”, entre otras, porque hubo aportes de armas de los sandinistas que tenían vínculos con el M19 desde la década de los 70.

La Fiscalía General terminó convertida en una oficina de entrega de fragmentos óseos

René Guarín 

Dijo que la toma del Palacio de Justicia fue planteada por el abogado constitucionalista y miembro del M19, Alfonso Jacquin, al también guerrillero Álvaro Fayad, con el objetivo de que la Corte Suprema de Justicia fuera testigo de excepción de un juicio al presidente de turno Belisario Betancourt Cuartas por incumplir los acuerdos de paz.

La fosa común en el Cementerio del Sur

La escena del crimen fue alterada. Tras el voraz incendio, que se generó en el interior del Palacio de Justicia, los cuerpos y restos humanos fueron arrastrados por el agua de las mangueras del Cuerpo Oficial de Bomberos; es decir, se hizo una limpieza desde los pisos superiores sin que se permitiera una inspección de investigadores.

Posteriormente al Instituto Nacional de Medicina Legal fueron llegando en bolsas los restos humanos para un análisis forense, una labor que se hizo difícil y que se complicó días más tarde cuando empezaron a llegar los cuerpos de las víctimas de la tragedia de Armero. No había suficiente personal y el lugar estaba atiborrado de muertos de dos hechos que enlutaron a Colombia.

Ante la dificultad, por los cuerpos que se encontraban en estado de descomposición, sumado a la imposibilidad de mantenerlos en cuartos fríos, se optó por trasladarlos a una fosa común en el Cementerio del Sur; dicho de otro modo, el lugar se convirtió en un campo santo donde fueron depositadas decenas de víctimas cuyos familiares aún reclaman.

“Quienes operaron el Cementerio del Sur, en la parte final, eran un sargento de la Policía llamado Aarón Alarcón Sepúlveda que actuó bajo las órdenes del director de instrucción criminal de entonces general Gustavo Socha Salamanca (…) llevaron restos y le echaron encima los de Armero y echaron prostitutas, ladrones y habitantes de calle que morían y los fueron metiendo encima o al lado y eso se formó un caos”, dijo René Guarín a Minuto60.

Otros cuerpos, que supuestamente fueron identificados, se entregaron a los familiares de las víctimas; no obstante, con el paso de los años y el poco avance de las investigaciones, se evidenció que algunos no correspondían y en consecuencia se ordenó la inhumación para nuevos análisis forenses que arrojaron como resultado una mezcla de restos humanos.

“Esos magistrados y esos familiares de esos magistrados que no nos dejaban entrar a la catedral a sus misas, porque estaban honrando la memoria de sus muertos, pues honraron la memoria y la tumba del mesero, de la señora que lavaba los platos y no de esos magistrados”, dijo Guarín.

Actualmente los análisis y estudios de ADN continúan. En la Fiscalía se conservan en cajas algunos restos óseos. Además en varios cementerios del país también se espera corroborar que los cuerpos que allí se encuentran correspondan realmente a quienes se presume fueron víctimas del holocausto del Palacio de Justicia.

La Fiscalía, 31 años después de la toma y retoma del Palacio de Justicia, hizo entrega de unos restos óseos de Cristina del Pilar Guarín. Colprensa.

“La Fiscalía General terminó convertida en una oficina de entrega de fragmentos óseos que prepara cada vez que hace un acto de esos que llaman ‘entrega digna’, con un discurso que dice: ‘estimados familiares, nosotros abriremos una nueva línea de investigación para que estos hechos no queden en la impunidad’, me lo dijeron en 2016 y no pasó nada”, señaló Guarín.

Finalmente, indicó que estos hechos dejaron dos enseñanzas. Por un lado, el valor de la palabra empeñada, porque los procesos de paz se deben cumplir y se deben respetar o de lo contrato se corre el riesgo, según él, de que estos terminen como terminó el proceso de paz con M19 y, por otro lado, que el camino de la dignidad es un camino posible; no obstante, consideró que nunca se conocerá la verdad.

“Estoy absolutamente convencido que el caso del Palacio de Justicia quedará en la impunidad y que la Justicia Especial para la Paz (JEP) no es el escenario del cierre del conflicto colombiano”, concluyó René Guarín.