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12 de diciembre de 2025
Actualizado 19 de noviembre de 2025 - 12:38 p. m.

Cuando el castigo deja de ser fácil: 'Tania y la Bestia' y la sombra de la pena de muerte

'Tania y la Bestia' confronta al público con la pena de muerte y un dilema moral donde justicia y afecto chocan en una Colombia ficticia.

María Fernanda Sierra

Periodista Digital

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Tania y la Bestia: la obra que cuestiona la pena de muerte.Crédito: Minuto60

Hace más de un siglo, Colombia vivió con la pena de muerte como parte de su sistema penal. Los crímenes más graves, como el asesinato, la traición o el incendio podían recibir castigos tan extremos que hoy parecen sacados de una distopía.

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Pero en 1910 ocurrió algo decisivo: se aprobó el Acto Legislativo n.° 3, que abolió definitivamente la pena capital en el país. Y ese no fue un cambio simbólico: fue una ruptura con un pasado punitivo y violento.

Desde entonces, Colombia ha afirmado su apuesta por la vida. La Constitución de 1991 lo deja claro en su artículo 11: “El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte”. Esa prohibición no solo vive en el papel, también se sustenta en compromisos internacionales: Colombia ratificó el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, un tratado que busca la supresión definitiva de la pena de muerte.

El debate revive en lo íntimo y lo teatral

Hoy, la pena de muerte no está legalmente sobre la mesa, pero en la cultura y el arte persiste como una sombra que confronta nuestras viejas cicatrices morales. Hay quienes reflexionan sobre si un Estado puede eliminar una vida en nombre de la justicia; si ese castigo ejemplar que tantos exigen alza la dignidad o simplemente perpetúa violencia.

Esta tensión no es teórica ni lejana. Está inscrita en la historia de Colombia, en la memoria legal y en los dilemas de la convivencia social. El país que abolió la pena de muerte lo hizo desde un compromiso con los derechos humanos, pero también desde la convicción de que la justicia no se reduce a la venganza.

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Por qué una obra como Tania y la Bestia importa tanto

En ese contexto histórico y moral nace la propuesta teatral de Tania y la Bestia. No es solo ficción. Es un espejo que nos obliga a mirar: ¿qué haríamos si tuviéramos el poder? ¿Si pudiéramos decidir la vida o la muerte de alguien que ha hecho el mal?

La obra desdibuja la línea entre justicia pública y dolor privado. Nos invita a reflexionar sobre el deseo social de castigo, pero también sobre el costo humano de ese deseo cuando toca a quienes más amamos.

Es en esa grieta, entre la sanción pública y la culpa íntima, donde se desarrolla el conflicto más profundo. Y es ahí donde radica su fuerza: no solo impacta como denuncia o drama, sino como experiencia ética que estremece.

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¿Qué sucede en la obra?

En 'Tania y la Bestia', una senadora logra lo que muchos consideran justicia: llevar a Garavito a la silla eléctrica.

Ese acto la convierte en símbolo nacional, la proyecta hacia la presidencia y la consagra como la heroína de un país que celebra el castigo.

Pero el verdadero dilema no está en la política, sino en lo personal: Tania descubre que otra bestia habita en su propia familia, y de pronto todo su mundo se tambalea. La certeza moral que tenía frente al crimen se enfrenta a la realidad de sus afectos y su propia conciencia.

La obra se convierte entonces en un thriller psicológico, donde la justicia y la culpa se mezclan, y donde cada decisión está teñida de un conflicto ético que no tiene respuestas fáciles.

A través de un monólogo que despliega múltiples personajes, desde familiares hasta periodistas y abogados, Tania reconstruye la historia de un país y la de supropia mente en conflicto. Cada escena es una investigación emocional, una reflexión sobre el poder, la responsabilidad y la fragilidad humana.

'Tania y la Bestia' no solo cuenta una historia sobre castigo, sino sobre la dualidad moral de todos nosotros: hasta dónde llegaríamos por justicia y qué estamos dispuestos a sacrificar cuando esa justicia toca lo más cercano y amado.

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El equipo detrás de 'Tania y la Bestia'

Los dramaturgos y directores son los hermanos Nicolás y Ricardo Dávila, y la actriz que da vida a Tania y a los demás personajes de esta historia es Daniela Cristo.

Minuto60 tuvo la oportunidad de hablar con ella, y en exclusiva nos contaron que la obra fue escrita con la intención de explorar la pregunta: “¿Qué habría pasado si la pena de muerte se hubiese aprobado?”. Escenarios posibles solo en el teatro, que nos enfrentan a cuestionarnos sobre la justicia, el castigo y la moralidad.

Para los Dávila, la tesis es clara: si la pena de muerte hubiera sido una solución para Garavito, ¿realmente habría solucionado todos los problemas?

Esa es la pregunta central que la obra intenta responder, y al mismo tiempo pretende incentivar al público a reflexionar y formar su propia opinión.

La actuación de Daniela Cristo es otro eje fundamental del montaje. La actriz, egresada del Royal School of Speech and Drama de Londres, interpreta no solo a Tania, sino también a una galería de personajes que habitan en su memoria: su hijo Emmanuel, Paula, su hija adoptiva, la madre de Tania, periodistas, abogados, sacerdotes e incluso Garavito y su madre.

Cada uno aparece con una voz y un gesto distintos, creando un universo psicológico denso y cambiante.

El thriller psicológico se intensifica gracias a una estructura fragmentada y al juego entre presente y pasado.

Cada escena funciona como una pista dentro de una investigación, donde Tania se convierte en juez, testigo y acusada. La puesta en escena incorpora guiños a la cultura pop de los 2000, creando un tono único donde la risa se mezcla con la incomodidad y el suspenso con la empatía.

Con esta obra, los Dávila consolidan su exploración del thriller en el teatro, llevándolo a un terreno más íntimo y emocional, donde la arquitectura mental de quien intenta mantener el control cuando todo se derrumba se vuelve protagonista.

Cada movimiento, cada elemento y cada sonido sostienen la tensión narrativa, logrando un montaje preciso, dinámico y visualmente estimulante.

El equipo creativo incluye a María Paula Rodríguez (asistencia de dirección y producción), Pablo Restrepo (diseño de producción), Nicolás Negret y Sebastián Espejo (iluminación), Lina Buitrago (vestuario), Teo Soto (fotografía y video), Danilo Carrillo y Esteban Colmenares (diseño sonoro y música original), Art3Facto (producción de audio), Juanita González (Vestigio) (diseño gráfico) y Sebastián Espejo (diseño y realización escenográfica).

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