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12 de diciembre de 2025
Actualizado 21 de noviembre de 2025 - 8:35 a. m.

La Miss Universo que convirtió una confrontación en un mensaje de poder

La nueva Miss Universo transformó una confrontación viral en un mensaje sobre dignidad, límites y la importancia de alzar la voz.

María Fernanda Sierra

Periodista Digital

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Miss Universo 2025: la voz que desafió el poder.Crédito: AFP

Todo sucedió en una reunión oficial previa al certamen Miss Universo 2025 en Tailandia. Fátima Bosch, la representante de México, fue señalada en público por Nawat Itsaragrisil, organizador con mucha influencia en la industria, por supuestamente no haber participado en una actividad promocional.

Lo que comenzó como un reclamo se volvió un episodio viral: Bosch intentó defenderse, pero luego fue interrumpida y, según los videos difundidos, recibió comentarios humillantes que detonaron la protesta de otras concursantes. Varios rostros del certamen se pusieron de pie y salieron en señal de solidaridad.

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Ante la reacción de las participantes Nawat Itsaragrisil, reacciona diciendo "quien quiera seguir en el certamen debe sentarse" lo que también es una forma de ejercer control y poder ante la reacción de varias mujeres a su falta de respeto con Fátima Bosh.

La escena circuló en transmisiones y redes como un golpe directo a la narrativa amable de los certámenes de belleza.

Lo que se vio no fue solo un choque de egos: fue una dinámica de poder en la que una figura organizadora intentó silenciar a una participante frente a sus pares.

La respuesta fue inmediata: acusaciones, pedidos de disculpa y medidas por parte de la organización global.

Qué pasó después: sanciones, disculpas y ruido mediático

La dirección de Miss Universo calificó el episodio como grave y anunció sanciones y acciones corporativas contra Nawat Itsaragrisil. Al mismo tiempo, Nawat aseguró luego que hubo un error de traducción o que no quiso insultar, y pidió disculpas públicas.

Aun así, la organización reafirmó su postura de proteger la dignidad de las concursantes y limitó la presencia del directivo en actividades oficiales mientras se investigaba.

La presión no vino solo de comunicados oficiales. La caminata de apoyo de otras candidatas y la viralización del video mostraron que, en tiempos de redes, la protección simbólica entre mujeres puede convertirse en un mecanismo efectivo de visibilidad y exigencia.

Medios internacionales cubrieron la historia de forma amplia: entrevistas, crónicas y análisis sobre lo que el episodio revela de los certámenes y su estructura de poder.

Por qué importa para el feminismo (y para la cultura mediática)

  1. Pone sobre la mesa la desigualdad entre organizadores y participantes. Aunque las reinas de belleza son figuras públicas, siguen estando en una posición vulnerable frente a decisiones de poder que se toman sin su consentimiento.

    Cuando una autoridad las degrada en un evento, no es solo un desaire personal: es un recordatorio de cómo las instituciones pueden reproducir dinámicas de desvalorización hacia las mujeres.

  2. La reacción colectiva, la salida en señal de apoyo, la cobertura y las sanciones, muestra que el feminismo contemporáneo también se juega en lo simbólico: la dignidad laboral y el respeto público. No se trata únicamente de reclamar respeto individual, sino de exigir protocolos internos que prevengan el abuso verbal y el uso del poder para intimidar.

    En ese sentido, el episodio funciona como un caso de estudio: ¿qué políticas internas deben tener los certámenes para garantizar seguridad y voz a las participantes?

  3. La viralidad cambió el escenario. En décadas anteriores, una escena así quizá habría quedado en privado o limitada a rumores.

    Hoy la exposición pública acelera respuestas institucionales y genera debates sobre consentimiento, representatividad y la responsabilidad mediática de organizadores y periodistas.

Al final, todo este episodio quedó marcado por un giro poderoso: Fátima Bosch no solo enfrentó la situación, sino que terminó coronándose como Miss Universo 2025. Su triunfo añadió una capa simbólica a la historia, porque la mexicana llegó al momento final del certamen con la misma firmeza con la que se sostuvo en medio del altercado.

Para muchas personas, su coronación se sintió como una respuesta directa al intento de silenciarla, una demostración de que la dignidad y la valentía también pueden llevarse al escenario.

Bosch pasó de ser la protagonista involuntaria de un conflicto a convertirse en la imagen global de la organización, reforzando la conversación sobre la importancia de alzar la voz incluso cuando el contexto parece adverso.

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