Actualizado 17 de octubre de 2025 - 8:25 p. m.
Trabajo hay… pero no para todos
En Colombia el empleo está desajustado, sobran vacantes y faltan perfiles.
Periodista Digital
Varios ciudadanos reconocieron haber rechazado ofertas laboralesCrédito: Pexels
En Colombia y en buena parte de Latinoamérica, hay un fenómeno que crece en silencio: las empresas tienen vacantes abiertas, pero no logran llenarlas, mientras miles de personas siguen buscando trabajo. Un rompecabezas que parece no encajar.
En un recorrido por negocios de barrio, restaurantes y bares, los dueños coinciden en la misma queja:
“Los muchachos de ahora no aparecen para trabajar.”
“Hemos tenido una vacante hasta por seis meses.”
“Uno publica el aviso en Facebook, llegan y duran dos días.”
El problema no se limita a un sector. Está en el empleo formal y el informal, y tiene nombre técnico: desajuste laboral. En palabras sencillas, significa que hay vacantes, hay desempleados… pero no se encuentran entre sí.
¿Por qué ocurre este desajuste?
Expertos y empresarios apuntan varias razones:
1. Falta de habilidades: los trabajadores no tienen las competencias que las empresas necesitan.
2. Nivel educativo distinto: el puesto exige más —o menos— estudios de los que tiene el aspirante.
3. Campo de estudio no coincide: por ejemplo, un ingeniero aplicando a un cargo administrativo.
4. Habilidades obsoletas: la tecnología cambia rápido, y muchos conocimientos quedan atrás.
5. Distancia geográfica: los empleos están lejos, y los costos de traslado no valen la pena.
6. Condiciones poco atractivas: horarios duros, bajos salarios o falta de beneficios.
7. Choque generacional: las nuevas generaciones buscan flexibilidad y propósito, más que estabilidad.
“Rechazar empleos es más común de lo que se cree”
En un sondeo de Minuto60 por las calles de Bogotá, varios ciudadanos reconocieron haber rechazado ofertas laborales:
“Sí, una vez, porque el salario era muy bajo.”
“Me ofrecían más plata, pero tenía que irme a un campamento petrolero. Preferí quedarme con mi familia.”
“No acepté porque no me daban flexibilidad.”
Y aunque sorprenda, rechazar un trabajo se ha vuelto algo común, incluso con un desempleo del 8,6% en agosto de 2025, que representa más de 2,2 millones de personas sin trabajo.
Vacantes que duran medio año sin llenarse
Julián Páez, administrador del restaurante Pollo San José, en el barrio La Esmeralda, cuenta que tardó seis meses en conseguir un auxiliar de cocina.
“Trabajar en restaurante no es para todo el mundo”, dice, mientras Brigitte Martínez, administradora de un local vecino, añade: “Por eso no duran.”
En Bogotá, faltan meseros, pizzeros, panaderos y personal de cocina o limpieza.
Y aunque parezca increíble, los negocios pequeños están entre los más afectados.
Más libertad, menos jefe
El profesor Henry Amorocho, de la Universidad del Rosario, explica que tras la pandemia cambió la forma de trabajar, “Mucha gente valora más su tiempo. Si alguien pasea perros y gana $100.000 diarios, no va a querer un empleo de salario mínimo.”
A esto se suma el auge del emprendimiento y el trabajo independiente, impulsado por el deseo de libertad financiera. El mentor financiero Jimmy Sarmiento sostiene que las empresas deben repensar su forma de contratar: “Ya no basta con pagar bien. La gente busca bienestar, horarios flexibles y beneficios para su familia.”
Por su parte, Camilo Herrera, fundador de Raddar, lo resume así: “Hemos escolarizado a tanta gente, que nadie quiere ser mesero. Y si estudió Derecho, menos. En otros países lo compensan con migración.”

Vacantes llenas de vacíos. PEXELS
El desajuste también toca a los profesionales
El fenómeno no solo golpea los oficios básicos. También afecta a sectores especializados como tecnología o salud. El MinTIC reporta un déficit de más de 80.000 profesionales en tecnología.
Y según Stephania Di Doménico, de la firma Adecco, el sector salud sufre escasez de médicos, técnicos de laboratorio y personal para zonas rurales, un problema que la pandemia acentuó.
Nuevos tiempos, nuevas prioridades
El mercado laboral ya no es el mismo. Muchos jóvenes prefieren ganar menos, pero con libertad y flexibilidad, o incluso apostar por carreras como influencer, youtuber o emprendedor digital.
A eso se suma otro obstáculo: el polígrafo. Gloria Sánchez, poligrafista consultada por Minuto60, explica: “Muchas contrataciones se caen a última hora por los resultados del polígrafo, donde se verifica si la persona ha estado ligada a actividades ilegales.”

Desajuste laboral, el drama del empleo que no tiene fin. PEXELS
La generación que no se queda quieta
Según el informe “Claves laborales – Generación Z” de Randstad, el 41% de los jóvenes entre 18 y 28 años ha dejado un empleo en menos de un año, frente al 32% de los adultos.
En cambio, solo el 11% de los “baby boomers” ha hecho lo mismo: son generaciones más estables, que aún creen en el trabajo “para toda la vida”.
Esto abre un nuevo interrogante:
¿Serán los trabajadores mayores de 50 años, más leales y comprometidos, los que ganen terreno en el futuro ante el espíritu cambiante de las nuevas generaciones?
Conclusión
El desajuste laboral es el espejo de una realidad que cambia: hay vacantes, hay talento, pero no se están encontrando. Mientras las empresas buscan estabilidad, los trabajadores piden libertad.
Y en medio de esa tensión, el mercado laboral colombiano intenta reinventarse.