Actualizado 1 de diciembre de 2025 - 11:12 a. m.
¿Qué ocurrió el 1 de diciembre de 1957 para que las mujeres pudieran votar por primera vez en Colombia?
El camino hacia la participación política fue el resultado de más de medio siglo de transformaciones sociales, conflictos y movilización colectiva.
Periodista Digital
Primer voto y primera cédula femenina en Colombia.Crédito: X: @AgenciaAnadolu
El 1 de diciembre de 1957 amaneció con una emoción distinta en Colombia. Desde temprano, mujeres de todas las edades y de todos los rincones del país salieron a las calles con sus mejores vestidos, muchas acompañadas por sus hijos y otras tomadas de la mano de amigas, madres o hermanas. En Bogotá, frente a la estación de La Sabana, las crónicas narran filas largas, voces alegres y un ambiente bullicioso que rompía con décadas de silencio político: por primera vez en la historia, las mujeres colombianas iban a votar.
Ese día no solo se sometió a aprobación el plebiscito que daría vida al Frente Nacional para poner fin a la violencia bipartidista; también culminó un proceso de más de medio siglo de luchas, debates públicos, transformaciones sociales y resistencias frente a un sistema que por años relegó a las mujeres al ámbito privado. La jornada dejó una cifra histórica: 1.835.255 mujeres acudieron a las urnas, demostrando que no solo querían participar, sino que estaban listas para transformar la democracia.

1 de diciembre de 1957 el primer voto femenino en Colombia y la primera cédula para una mujer. Crédito: Colprensa
Del silencio al voto: décadas de lucha invisibilizada
Para entender la magnitud del 1 de diciembre de 1957, es necesario retroceder. Durante el siglo XIX, la moral cristiana y la educación rígida definían el papel de la mujer: devoción al esposo, crianza de los hijos, cocina y labores del hogar. La Constitución de 1886 reforzó esta visión, otorgando la ciudadanía exclusivamente a los hombres. Las mujeres no podían votar, ser elegidas, administrar sus bienes sin autorización ni aspirar a estudios superiores en igualdad. Pero, lejos de la imagen pasiva que la historia oficial quiso imponer, las mujeres comenzaron a romper el molde desde temprano.
La Guerra de los Mil Días (1899-1902) provocó desplazamientos masivos del campo a las ciudades. La industrialización naciente abrió espacios laborales, mal pagos y con largas jornadas, que impulsaron la participación femenina en fábricas, talleres y labores domésticas urbanas. A partir de estas experiencias, surgieron las primeras organizaciones obreras femeninas:
Sindicato Nacional de Obreras de la Aguja (1917)
Sociedad de Obreros y Artesanos de Montería
Sociedad de Obreras Rendición de la Mujer
Estas organizaciones unieron a mujeres de distintas clases para exigir mejores condiciones laborales y denunciar la desigualdad política.
Simultáneamente, las voces femeninas comenzaron a resonar en la prensa y en los espacios culturales. Revistas como Mujer (Soledad Acosta de Samper), Cyrano (cofundada por María Cano), Hogar (Ilba Camacho) y el periódico Heraldo Femenino (Marzia Lusignan) defendían, sin ambigüedades, la igualdad de derechos y la necesidad de que las mujeres votaran y fueran elegidas.
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Primeros gritos en el muro patriarcal
La presión fue tan fuerte que el Congreso comenzó a ceder:
1922: reformas que permitieron a las mujeres administrar sus bienes de uso personal.
1929: IV Congreso Internacional Femenino en Bogotá, con Ofelia Uribe de Acosta como protagonista; se exigió la despersonalización de la mujer en el matrimonio y la reforma del Concordato.
1931: Ley 83, que permitió a las mujeres recibir directamente el pago de su trabajo.
1933: Ley 28, que les permitió administrar parcialmente sus bienes.
1935–1944: apertura de universidades femeninas y, gracias a la Universidad Nacional, la entrada de mujeres a carreras como Medicina y Derecho.
Gerda Westendorp (Medicina, 1935) y Gabriela Peláez (Derecho, 1936) abrieron brecha académica. Aun así, muchas egresadas eran enviadas de regreso al hogar para “preservar la moral y la familia”.
En 1945, la reforma constitucional reconoció la ciudadanía femenina, pero el derecho al voto siguió exclusivo para los hombres. Las mujeres continuaron su lucha desde las barras del Congreso, con memoriales, manifiestos, artículos y discursos radiales.

Cédula de Carola Correa, primera mujer en ejercer su derecho al voto en Colombia. Crédito: Colprensa
Dictadura de Rojas Pinilla y el voto aprobado
Fue durante la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla (1953–1957) cuando el proceso entró en una nueva fase. En un gesto que mezcló convicción, cálculo político y presión social acumulada, Rojas Pinilla impulsó la participación femenina en el poder.
Nombró a Esmeralda Arboleda y Josefina Valencia en la Asamblea Nacional Constituyente. Desde allí, con el apoyo de mujeres como Bertha Hernández de Ospina y María Currea de Aya, lograron aprobar el Acto Legislativo N.º 3 de 1954, que otorgó a la mujer el derecho a votar y ser elegida.
Sin embargo, no se realizaron elecciones durante la dictadura, por lo que el derecho existía, pero no podía ejercerse.
Primera cédula femenina: identidad antes del sufragio
En ese contexto político surgió otro hito: la primera cédula de ciudadanía para una mujer en Colombia.
25 de mayo de 1956: se expide la primera cédula femenina.
La destinataria: Carolina “Carola” Correa Londoño, primera dama y esposa del general Rojas Pinilla.
Número asignado: 20.000.001, en Bogotá.
La siguiente cédula se entregó a su hija, María Eugenia Rojas.
Carola Correa, figura política y primera mujer en ejercer el voto, se convirtió simbólicamente en la primera ciudadana plena de Colombia. Este gesto, criticado por unos y celebrado por otros, tuvo un alto valor simbólico: por primera vez, el Estado reconocía oficialmente a una mujer como ciudadana.
#PrimeraDama Carola Correa Londoño, casada con Gustavo Rojas Pinilla, presidente 1953 -1957 La actuación de Carola Correa Londoño, como #PrimeraDama no fue muy relevante; pero su hija María Eugenia, fundó Sendas y la Policía Infantil pic.twitter.com/gVupxvsSNb
— Historia de Colombia (@colombia_hist) December 4, 2023
La cédula masculina más antigua databa del 24 de noviembre de 1952, cuando la Registraduría entregó el primer documento de ciudadanía al presidente Laureano Gómez Castro. La inclusión femenina cuatro años después cerraba un capítulo de exclusión legal.
1 de diciembre de 1957: el día que cambió la democracia
El plebiscito del Frente Nacional fue el escenario para que las mujeres ejercieran, por primera vez, el derecho conquistado. Lo hicieron masivamente:
1.835.255 mujeres votaron, un hecho sin precedentes.
Participaron no solo como electoras, sino también como jurados electorales, abriendo un espacio de legitimidad inédita.
El voto femenino no significó representación inmediata. Durante años, las listas no incluyeron suficientes mujeres, y los cargos estatales continuaron ocupados por hombres. Pero ese día marcó un antes y un después: desde entonces, la participación femenina en debates electorales, cargos administrativos y decisiones políticas comenzó a aumentar.

La histórica jornada del 1 de diciembre de 1957. Crédito: Mujeres Confiar
Un antes y un después para Colombia
La conquista del sufragio femenino no fue un regalo ni un gesto aislado: fue el resultado de un movimiento persistente, diverso y capaz de atravesar barreras sociales, políticas y culturales. Desde obreras y maestras hasta periodistas, médicas, abogadas y líderes sindicales, miles de mujeres fueron forjando un camino que culminaría en la histórica jornada de diciembre de 1957.
Y aunque la igualdad real aún enfrenta obstáculos, cada aniversario del voto femenino recuerda que la democracia colombiana se transformó definitivamente cuando las mujeres dejaron de esperar y comenzaron a decidir.